..."Un Mexicano encontró la calavera de el Diablo, en la Zona del Silencio, Durango, México".
Un Mexicano encontró la calavera de el Diablo, en la Zona del Silencio, Durango, México
Se dice que quien vea esta calavera salvará su alma, esto es posible
hacerlo en la llamada y ya famosa en el mundo ¨Zona del Silencio¨, en el
estado de Durango al Norte de México.
Yo creo que esto es lógico, ya que no vemos sino aquello que llevamos dentro, hay muchas realidades en la realidad.
Prueba de ello es que, si ponemos 100 pintores a dibujar una botella de Coca-Cola, todos dibujaran una botella diferente, me refiero a 100 pintores formados ya, es decir con una personalidad propia, que no a simples copistas o imitadores.
El experimento es tan certero, que incluso puede hacerse con principiantes o con cualquiera que pueda dibujar median-amente, aunque así las diferencias serán menos marcadas, que con profesionales.
Esto solo significa que todos vemos las cosas de diferente manera obviamente, independientemente del hecho que indica claramente que todos somos diferentes.
Yo tuve la fortuna de verla claramente, cuando platiqué mi visión de la calavera dijeron que tuve una insolación, pues ahí la radiación solar es 25% más intensa, según han dicho los entendidos en la materia.
Así "cientificamente", quedó borrada mi magnifica visión, para mis compañeros y su realidad no sufrió ninguna alteración, para su tanquilidad.
En dicha zona, hay muchos otros fenómenos, se dice por ejemplo que algunos lugareños han visto OVNIS ya saben ustedes que estos son los famosos objetos no identifica-dos o platillos voladores.
También se dice que hay meteoritos, grandes cristales y fósiles, con respecto a los llamados meteoritos solo diré que yo los estudie a fondo, y no son sino Nódulos de hierro, también llamado "Hierro de los pantanos", por los Geólogos, esto es, son fósiles, es decir antiguos animales foslilizados en hierro, conservando su forma de animales en vida, digamos que están momificados en hierro.
La zona entre el mito y la leyenda tiene muchas historias, algunas de ellas no son sino propaganda turística, otras son fenómenos reales distorsionados por la imaginación y la ignorancia.
La calavera del diablo, fue pues un producto de la insolación para mis incrédulos compañeros, para mi fue tema de una de mis obras más queridas, uno de lo que considero mis mejores cuadros.
Pero eso no es todo, los "meteoritos" o fósiles se quedaron en el taller de lapidación sobre una de las mesas olvidados, entre otras muchas piedras que tengo, este taller de lapidación de gemas estaba instalado en un pueblo a 28 kilómetros de la Ciudad de Durango.
El caso es que una tarde ya oscureciendo estaba meditabundo descansando recostado en mi cama, y se me ocurrió pulir uno de ellos, me levanté y fui al taller.
Ahí estaban en una cubeta para el agua sobre una de las mesas llenos de polvo, había unos 6 o 7 kilos de ellos, son como canicas de forma irregular, en su mayoría, pero pueden tener otras muchas formas su color es el del oxido de hierro, en general parecen canicas mal hechas y oxidadas, luego descubrí que el oxido es solo una patina.
En esa temporada estaba yo solo viviendo con mi madre en la casa-taller, en el día iban a trabajar una 7 muchachas armando joyería en el taller, que tenia 6 mesas grandes con varias maquinas para cortar y pulir piedras sobre las mesas, ahí había piedras por todos lados y de todos lados, entre los huesos de los perros que dormían ahí mismo en el taller.
Tomé uno de la cubeta, prendí la maquina y empecé a tallar, las piedras se tallan con agua para que no se calienten con la fricción, el agua se empezó a teñir de rojo intenso se veía como si fuera sangre y el "meteorito empezó a ponerse plateado, así es que seguí puliendo muy entusiasmado, por el hermoso color plata que le salia al tallar.
Continuaba puliendo y empezó a darme miedo ya no solo eran los labios gruesos, el agua roja como sangre, el intenso brillo del "meteorito"en mis manos sino que empecé a sentirme mareado, paré la maquina, los perros levantaron la cabeza para voltear a verme, por que siempre se arrullan con el monótono ruido de la maquina, salí al patio y vi las estrellas del hermoso y limpio cielo de Durango.Estas eran mis meditaciones mientras el meteorito se ponía más y mas brillante, recordé igualmente que dicen que algunos meteoritos traen diamantes incrustados, que van a saber me decía, si el universo es infinito como dicen que todo esta compuesto de los mismos elementos, no pueden conocerlo todo, puesto que es infinito, es un contrasentido, una contra-dicción más de la ciencia.
Trataba de sobre ponerme al miedo, dando traspiés como borracho saqué la camioneta para ir a ver al Doctor del pueblo, mi madre me acompañaba, en ese tiempo ella iba conmigo a todos lados, yo la llevaba para que se paseara, puesto que ella vivió muchos años fuera de Durango y habiendo nacido aquí quiere como en natural mucho a su tierra.
Llegue al consultorio del Doctor que no estaba lejos de mi casa, y le expliqué rápidamente lo que sentía y lo que estaba haciendo, me hizo algunos rápidos análisis y dijo que presentaba síntomas de envenenamiento, pero que el ahí no me podía hacer nada por que no tenia lo necesario, que me fuera al Hospital General de Durango.
Pero como manejo le dije, si estoy mareado, pues vallase con mucho cuidado pero vallase ya!, me dijo.Así lo hice y llegué al Hospital, entre por Urgencias y les expliqué otra vez a los médicos lo que me pasaba, ellos se mostraron muy interesados en la historia de "La zona del silencio", no haciendo mucho caso de mi estado, acostumbrados como están a ver gente, accidentada, enferma, balea-da, etc.
Yo tuve que recordarles, diciéndoles entre broma y molesto, "si es muy interesante!pero a mi me esta llevando la chingada!", pues ellos estaban haciendo preguntas de La Zona del Silencio y los meteoritos que no venían al caso, en ese momento en que yo me sentía tan mal, solo que sobreponiendome trataba de disimularlo.
No se preocupe me dijeron, ahorita le ponemos no recuerdo que substancia dijeron que la va a sacar del cuerpo cualquier cosa toxica que traiga, me acostaron en una cama y me pusieron una especie de suero en la vena, tan bueno efectiva-mente como dijeron que como ala hora, me sentía ya muy bien.
Les di las gracias muy agradecido y regresé por mi propio pie manejando a mi casa, incluso pasamos a comprar el pan y la leche para cenar, cosa que nunca se le olvida a mi madre, como buena madre que siempre ha sido.Realmente me sentía muy bien, no se si por la substancia que me pusieron o por el gusto de que no me pasara nada malo o por las dos cosas.
No quise volver a saber nada de los meteoritos, los aventé a un costal con otras piedras y me olvidé completa-mente de ellos, no fue sino cuatro o cinco años después, que hice los estudios e investigaciones que me llevaron a la conclusión de que se trata de fósiles o "Hierro de los pantanos".
Ahora que reflexionan-do escribo esta historia analizando lo sucedido con la claridad que da la perspectiva y la distancia, veo lo vivido en "La Zona del Silencio" de otra manera, pienso que quizá si es un lugar, un poco especial, un lugar que da muy buen material para pintar cuadros y escribir "cuentos".
Yo he visitado "La Zona del Silencio" y sus alrededores en varias ocasiones, se dice que ahí hay muchas cosas raras, valiosas, interesantes y extrañas, como antes dije, pero yo como artista que soy, capté la esencia del las cosas, la esencia de "La Zona del Silencio", y me traje su más preciado tesoro, "La Calavera del Diablo".
De izquierda a derecha, Don Tomas Moreno, Don Adolfo Gonzalez,
Guillermo Jara y Alberto Thirion, en la Zona del Silencio, Durango,
México
Recopilación de artículos perdidos de Alberto Thirion
Óleo de Alberto Thirion
LA CALAVERA DEL DIABLO EN LA ZONA DEL SILENCIO, DGO.
Yo creo que esto es lógico, ya que no vemos sino aquello que llevamos dentro, hay muchas realidades en la realidad.
Prueba de ello es que, si ponemos 100 pintores a dibujar una botella de Coca-Cola, todos dibujaran una botella diferente, me refiero a 100 pintores formados ya, es decir con una personalidad propia, que no a simples copistas o imitadores.
El experimento es tan certero, que incluso puede hacerse con principiantes o con cualquiera que pueda dibujar median-amente, aunque así las diferencias serán menos marcadas, que con profesionales.
Esto solo significa que todos vemos las cosas de diferente manera obviamente, independientemente del hecho que indica claramente que todos somos diferentes.
Yo tuve la fortuna de verla claramente, cuando platiqué mi visión de la calavera dijeron que tuve una insolación, pues ahí la radiación solar es 25% más intensa, según han dicho los entendidos en la materia.
Así "cientificamente", quedó borrada mi magnifica visión, para mis compañeros y su realidad no sufrió ninguna alteración, para su tanquilidad.
En dicha zona, hay muchos otros fenómenos, se dice por ejemplo que algunos lugareños han visto OVNIS ya saben ustedes que estos son los famosos objetos no identifica-dos o platillos voladores.
También se dice que hay meteoritos, grandes cristales y fósiles, con respecto a los llamados meteoritos solo diré que yo los estudie a fondo, y no son sino Nódulos de hierro, también llamado "Hierro de los pantanos", por los Geólogos, esto es, son fósiles, es decir antiguos animales foslilizados en hierro, conservando su forma de animales en vida, digamos que están momificados en hierro.
La zona entre el mito y la leyenda tiene muchas historias, algunas de ellas no son sino propaganda turística, otras son fenómenos reales distorsionados por la imaginación y la ignorancia.
La calavera del diablo, fue pues un producto de la insolación para mis incrédulos compañeros, para mi fue tema de una de mis obras más queridas, uno de lo que considero mis mejores cuadros.
Pero eso no es todo, los "meteoritos" o fósiles se quedaron en el taller de lapidación sobre una de las mesas olvidados, entre otras muchas piedras que tengo, este taller de lapidación de gemas estaba instalado en un pueblo a 28 kilómetros de la Ciudad de Durango.
El caso es que una tarde ya oscureciendo estaba meditabundo descansando recostado en mi cama, y se me ocurrió pulir uno de ellos, me levanté y fui al taller.
Ahí estaban en una cubeta para el agua sobre una de las mesas llenos de polvo, había unos 6 o 7 kilos de ellos, son como canicas de forma irregular, en su mayoría, pero pueden tener otras muchas formas su color es el del oxido de hierro, en general parecen canicas mal hechas y oxidadas, luego descubrí que el oxido es solo una patina.
En esa temporada estaba yo solo viviendo con mi madre en la casa-taller, en el día iban a trabajar una 7 muchachas armando joyería en el taller, que tenia 6 mesas grandes con varias maquinas para cortar y pulir piedras sobre las mesas, ahí había piedras por todos lados y de todos lados, entre los huesos de los perros que dormían ahí mismo en el taller.
Tomé uno de la cubeta, prendí la maquina y empecé a tallar, las piedras se tallan con agua para que no se calienten con la fricción, el agua se empezó a teñir de rojo intenso se veía como si fuera sangre y el "meteorito empezó a ponerse plateado, así es que seguí puliendo muy entusiasmado, por el hermoso color plata que le salia al tallar.
La Zona del Silencio se encuentra entre Chihuahua, Coahuila y Durango (el Bolsón de Mapimí), estados pertenecientes a México
Pero
al rato de estar puliendo empecé a sentir los labios gruesos, no hice
caso y seguí puliendo pensando que era un trozo de otro mundo un pedazo
de las estrellas que ya brillaban en el cielo y que podía contener
extraños elementos, aunque recordé que los científicos dicen que todo el
universo esta compuesto de los mismos elementos.Continuaba puliendo y empezó a darme miedo ya no solo eran los labios gruesos, el agua roja como sangre, el intenso brillo del "meteorito"en mis manos sino que empecé a sentirme mareado, paré la maquina, los perros levantaron la cabeza para voltear a verme, por que siempre se arrullan con el monótono ruido de la maquina, salí al patio y vi las estrellas del hermoso y limpio cielo de Durango.Estas eran mis meditaciones mientras el meteorito se ponía más y mas brillante, recordé igualmente que dicen que algunos meteoritos traen diamantes incrustados, que van a saber me decía, si el universo es infinito como dicen que todo esta compuesto de los mismos elementos, no pueden conocerlo todo, puesto que es infinito, es un contrasentido, una contra-dicción más de la ciencia.
Trataba de sobre ponerme al miedo, dando traspiés como borracho saqué la camioneta para ir a ver al Doctor del pueblo, mi madre me acompañaba, en ese tiempo ella iba conmigo a todos lados, yo la llevaba para que se paseara, puesto que ella vivió muchos años fuera de Durango y habiendo nacido aquí quiere como en natural mucho a su tierra.
Llegue al consultorio del Doctor que no estaba lejos de mi casa, y le expliqué rápidamente lo que sentía y lo que estaba haciendo, me hizo algunos rápidos análisis y dijo que presentaba síntomas de envenenamiento, pero que el ahí no me podía hacer nada por que no tenia lo necesario, que me fuera al Hospital General de Durango.
Pero como manejo le dije, si estoy mareado, pues vallase con mucho cuidado pero vallase ya!, me dijo.Así lo hice y llegué al Hospital, entre por Urgencias y les expliqué otra vez a los médicos lo que me pasaba, ellos se mostraron muy interesados en la historia de "La zona del silencio", no haciendo mucho caso de mi estado, acostumbrados como están a ver gente, accidentada, enferma, balea-da, etc.
Yo tuve que recordarles, diciéndoles entre broma y molesto, "si es muy interesante!pero a mi me esta llevando la chingada!", pues ellos estaban haciendo preguntas de La Zona del Silencio y los meteoritos que no venían al caso, en ese momento en que yo me sentía tan mal, solo que sobreponiendome trataba de disimularlo.
No se preocupe me dijeron, ahorita le ponemos no recuerdo que substancia dijeron que la va a sacar del cuerpo cualquier cosa toxica que traiga, me acostaron en una cama y me pusieron una especie de suero en la vena, tan bueno efectiva-mente como dijeron que como ala hora, me sentía ya muy bien.
Les di las gracias muy agradecido y regresé por mi propio pie manejando a mi casa, incluso pasamos a comprar el pan y la leche para cenar, cosa que nunca se le olvida a mi madre, como buena madre que siempre ha sido.Realmente me sentía muy bien, no se si por la substancia que me pusieron o por el gusto de que no me pasara nada malo o por las dos cosas.
No quise volver a saber nada de los meteoritos, los aventé a un costal con otras piedras y me olvidé completa-mente de ellos, no fue sino cuatro o cinco años después, que hice los estudios e investigaciones que me llevaron a la conclusión de que se trata de fósiles o "Hierro de los pantanos".
Ahora que reflexionan-do escribo esta historia analizando lo sucedido con la claridad que da la perspectiva y la distancia, veo lo vivido en "La Zona del Silencio" de otra manera, pienso que quizá si es un lugar, un poco especial, un lugar que da muy buen material para pintar cuadros y escribir "cuentos".
Yo he visitado "La Zona del Silencio" y sus alrededores en varias ocasiones, se dice que ahí hay muchas cosas raras, valiosas, interesantes y extrañas, como antes dije, pero yo como artista que soy, capté la esencia del las cosas, la esencia de "La Zona del Silencio", y me traje su más preciado tesoro, "La Calavera del Diablo".
Recopilación de artículos perdidos de Alberto Thirion
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