martes, 19 de enero de 2016

La Llanura de Guatimapé, obra al óleo de Alberto Thirion





“Cuan pequeño seria Dios si después de haber creado este inmenso Universo poblara en el unicamente al diminuto planeta Tierra. Ese no es el Dios que yo conozco”
 Papa Juan XXIII
 
Hace un rato fui a comprar un garrafón de agua y me puse a platicar con la dependienta, una morenita muy simpática y platicadora, no se como llegamos a la leyenda de "El Chán", este es un animal semi-humano que dicen sale de algunas norias o ríos, a ella le contó la historia se abuelo, que era de la Constancia en el municipio de nombre de Dios, de el estado de Durango..
A mi me contaba esta historia, cuando era niño, mi abuela que era de Navacoyán, Durango, es un pueblo cercano a la Ciudad de Durango.
Esto me hizo recordar una historia que viví yo personalmente y que nadie me contó, la cual le platiqué a la morenita, después de contársela me dijo la había de publicar, y eso voy a hacer, bueno, era el año de 1980, y me habían dado un permiso forestal para cotar madera por varios años en un bosque que herede de mi familia en "La sierra de la Magdalena", esos terrenos están a unas cuatro horas de la Ciudad de Durango, en camioneta, abajo de los terrenos, esta la inmensa y bella llanura de Guatimapé, con su gran laguna de Santiaguillo.
Atraviesa uno la llanura y las estribaciones de la sierra de la Magdalena, para llegar a Santiago Papasquiaro, ahí vivíamos en esos años, para estar cerca de la explotación forestal y poder vigilar el corte y traslado de la madera, así es que era un ir y venir constante por esa carretera entre la Ciudad de Durango, los bosques y el pueblo de Santiago Papasquiaro, atravesando otros poblados, como son Canatlán y Nuevo Ideal.
Como mi hermano Alejandro y yo teníamos unas novias en Durango, muchas veces nos íbamos ya tarde a Santiago, el caso es que, en una de tantas vueltas, salimos para Santiago como a las doce de la noche de Durango, al estar a la ultima curva, ya para llegar el poblado de Guatimapé, le dije a mi hermano que iba manejando la camioneta, "parate pá hechar una meada", se hizo a un lado de la carretera y se paro, un poco antes de donde cruza la carretera con la vía de el ferrocarril que venia de Tepehuanes.
Me bajé y estaba orinado, al rato oi la puerta de la camioneta que se cerro, y no volteé, por que supuse que se le antojó orinar también, estábamos en medio de la noche los dos orinado, por que habíamos tomado bastante café antes de salir a la carretera, la cual es un poco peligros por que es muy angosta, y los camiones "troceros", así les llaman coloquialmente al los camines que transportan los trozos de los pinos, traen muchas veces la carga ladeada, es decir chueca o mal cargada.
Bueno en eso estábamos, cuando Alejandro me dijo, mira!, mira!, levanté la vista y vi una ciudad de el futuro, ahí donde no hay nada, por ese lugar he pasado miles de veces desde que era un niño, y ahí solo hay unas bardas de adobe en ruinas.

-La ciencia sin religión está coja y la religión sin ciencia está ciega. 
(Albert Einstein)
Como era de noche, la ciudad llena de pasos a desnivel y free ways, estaba absolutamente llena de luces de vehículos que se movían a gran velocidad, con esa visión me quede atontado contemplándola por unos instantes...era como decirlo?como una de esas ciudades futuristas que vemos en las películas de ciencia-ficción.
Alejandro me dijo que hacemos!y yo le contesté nada, hacernos pendejos y vámonos!
Nos subimos a la camioneta y empezamos a comentar sobre lo sucedido, entonces yo le dije a mi hermano,
Mejor vamos a hablar de otra cosa, por que nos vamos a poner más nerviosos, y ya tenemos muchos problemas con el corte, las grúas, los fleteros, las guias, los caminos de saca, etc.
Y seguimos platicando un poco de otras cosas, ya casi por no estar callados mientras llegábamos a dormir a Santiago, el caso es que al día siguiente, hablé por teléfono a Durango y tuvimos que regresar a ver de otro problema que había surgido con el corte de la madera, un camión que habían detenido y no llevaba la guia correspondiente para transportar la trocería, o algo así, llegamos a eso de las once de la mañana a Durango.







La Llanura de Guatimapé, obra al óleo de Alberto Thirion



Estábamos almorzando en un café llamado "El Nido", que estaba cerca de el centro sobre la calle Constitución en esos años, y llego un niño a vender el periódico, mi hermano lo compro por que siempre le ha gustado mucho leer, nos sorprendimos mucho al ver que ahí en la primera plana decía, de un agente viajero que había visto OVNIS, por la carretera Durango-Tepehuanes en un lugar llamado "La piedra encimada", y había ido a decirlo a un popular programa de noticias que había en esos años.
El programa se llamaba "24 Horas y lo conducía Jacobo Zabludovsky, este punto sobre la carretera donde el agente viajero dijo haber visto los OVNIS es muy cercano a al lugar en que nosotros vimos "La ciudad del futuro", ahora treinta y dos años después, cuando recuerdo esto, solo le encuentro esta explicación, creo que fue una especie de desplazamiento en el tiempo.

Recuperación de artículos perdidos de Alberto Thirion

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