..."La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito"...
(R. W. Emerson)
(R. W. Emerson)
Alberto Thirion
La mina estaba en la pared de una profunda quebrada, una vez caminado por el fondo de la quebrada andando por el arroyo que se forma entre las dos paredes, por el curso de las aguas a través de los miles de años, encontré una hermosa piedra que seguramente se desprendió de las venas que estaban en la pared, como la piedra estaba mojada, mostraba sus verdaderos colores, los que iba a lucir ya una vez que estuviera cortada y pulida.
No exagero si digo que la quebrada tenia más de cien metros de profundidad, y su belleza era imponente, en ese tiempo mis botas estaban casi nuevas, daba gusto caminar y trepar con ellas por los montes, en realidad ahora comprendo por que las quiero, quizá es cierto lo que dice Garcia Márquez, dice que uno escribe para explicarse las cosas, es posible que en muchos casos así sea.
A mi la altura me da vértigo y esa mañana andaba con "la resaca a cuestas", pues la noche anterior fue de fiesta en el pueblo, otros rancheros que nos acompañaban me instaron a probar mi valor caminando y saltando por la orilla del voladero, claro!sin saber ellos que tengo vértigo o esa cuestión que no recuerdo ahora como se llama, lo que si recuerdo en cambio es que dicen que Goethe también la tenia y que se obligaba a caminar por la orilla de los precipicios para quitársela.
..." El carácter del hombre es su destino"...
(Heráclito)
La enfermedad esa o tara mental, es un miedo
ala altura y a los precipicios y es que de tanto sobre ponerme a ese
miedo ya se olvido hasta el nombre, en fin que importa el nombre,
digamos que es una especie de fobia a las alturas y punto, bueno, a eso
hay que sumarle "la cruda"y creo que no había dormido tampoco, sin
embargo quise mostrarles y mostrarme una vez más, que soy valiente,
tontamente lo reconozco abiertamente, por que uno sabe bien lo que es y
no debe de caer en esas trampas tontas.(Heráclito)
El caso es que me animé a brincar entre unas piedras separadas en la pared del voladero, abajo había como digo, mas de cien metros de precipicio, el agua de el arroyo allá en el fondo se veía como una hebra de hilo.
Hoy comprendo al recordarlo que no fueron mis botas sino la ayuda de Dios, que me dio el valor y me ayudo a saltar y no caer al precipicio.
Sin embargo ahora le doy gracias a Dios, y veo mis viejas botas desde aquí acostado en mi cama donde estoy escribiendo, se que soy un tipo valiente y que Dios me ayuda, me quiere por que soy su hijo, mis viejas botas llenas de polvo lo atestiguan y esta fue solo una de las muchas aventuras que pasamos juntos, creo que no, no voy a tirarlas nunca!son un gran recuerdo como voy a tirar mis buenos recuerdos, hay que tirar solo los malos.
Recopilación de artículos perdidos de Alberto Thirion
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